martes, 16 de noviembre de 2010

¿Y por qué no picas puertas con la mano izquierda?

No sabéis la emoción que tengo de inaugurar este blog. ¡Hasta me tiembla la mano!

Para aquellos que no sepan de qué va todo esto, me presento. Me llamo Víctor, tengo 22 años y soy redactor. Hace muy poco terminó mi trainee como copy en *Mr. John Sample, una agencia de publicidad. Desde entonces, no he parado de picar puertas con mucha fuerza. Tanta, que me he destrozado la mano.

Después de llorar como una nena, decidí acudir a urgencias. Eso sí, me tuvieron una eternidad esperando. Si te soy sincero, me dio tiempo de sacarme el MIR, hacer un par de operaciones y olvidarme de todo cuando me dijeron la palabra mágica de:
- ¡Siguiente!

Joder, llevaba más de 6 horas metido en ese hospital de mala muerte y qué menos que me recibiera una chica amable. Pues no, todo lo contrario.
Se me acercó una enfermera, o mejor dicho, una momia andante (por lo menos debería tener unos 90 años) y me guió hasta un box.

Claro está, no pude contenerme y lo tuve que soltar:
- ¿No soy ningún Fórmula 1, eh señorita?

Y la enfermera me contestó:
- Mira chaval, de señorita nada, que una ya tiene su edad. Y sobre tu broma, por lo menos me la habrán hecho un millón de veces desde que trabajo aquí.

Sin decir nada más, la anciana desapareció detrás de la cortina y después de unos 30 minutos apareció el Dr. Mondongo.
¿Tú te crees? Primero la vieja y ahora un Doctor llamado Mondongo. ¿Qué era esto? ¿Un circo u Hospital Central?
Ah, y no te lo pierdas. Además de tener un apellido ridículo, se me presentó con una bata de color salmón y con medio pecho lobo al descubierto.

Tras unos segundos sin poder reaccionar, me cogió de la mano y me dijo:
- ¿Dónde te duele, marico?
Como te puedes imaginar, no pude abrir la boca. Me estaba retorciendo la mano chunga, con la que me había dejado los nudillos picando puertas en agencias de publicidad. Al ver mi rostro de color rojo, intuyó que el problema estaba en su mano.

- ¿Déjeme echarle un vistazo? Mmmmmmm, perfecto. La tiene rota. Le aplicaré un vendaje compresivo, le recetaré unos calmantes y le recomendaré reposo absoluto durante más de 1 mes. ¿Alguna pregunta?

- Sí. Le dije en tono enrabietado.
- ¿No hay ninguna otra solución? Es que estoy buscando trabajo como redactor y necesito mi mano derecha como el comer. Es algo vital, de ello depende que pique puertas.

Y el Doctor, con una cara de sabiondo y mientras se acariciaba la barbilla me dijo:
- Pues pique puertas con la izquierda, man.

Hasta allí habíamos llegado. No sólo me había triturado la mano con su apretón de manos, sino que se estaba cachondeando en mi propia cara con lenguaje latino. Intenté contenerme, pero no pude más:
- Mire Man Marico. ¿A caso usted opera con su mano izquierda? ¿Suele escribir las recetas con su mano menos útil? ¿Le es más cómodo sacudírsela con la otra mano? Yo, sinceramente, utilizo siempre la mano derecha para todo, y picar puertas con la izquierda me es imposible.

El Doctor, con cara de pocos amigos, me dijo:
- Yo me la sacudo con las dos, y con este pareado le digo ADIÓS. Mamarracho.

Ya habíamos sobrepasado el límite de la locura. Era una situación tan irreal, que decidí pirarme por patas sin decir nada.

Cogí un taxi en la puerta y le dije al taxista:
- Ponga rumbo al Port Ginesta.

Al llegar a mi hogar (por cierto, vivo en un barco), decidí que no podía estarme quieto. Pensé que ni una mierda de fractura en más de 8 partes podían detenerme, así que, después de tragarme 4 de los calmantes que me recetó el Doctor con un chupito de Whisky, me puse a preparar toda esta parafernalia.

Por eso, si eres director creativo y te ha enternecido esta historia (sobre todo enternecido), sólo te pido que me abras la puerta de tu agencia, me dediques unos minutos y del resto, ya me encargo yo.

Si no, ves consultando este blog que, en la medida que mi mano izquierda me lo permita, intentaré escribir las aventuras de mi vida y mi mano vendada.

Espero que esta historia no dure mucho y que algún creativo se apiada de mí.

Un placer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario